miércoles, 21 de marzo de 2012

Sir Ken Robinson... Las escuelas matan la creatividad

Hoy por hoy, vivimos y nos esforzamos para dar forma a un currículum bastante “homogéneo”, sin demasiadas opciones de diferenciarnos o innovar, donde los contenidos son, consciente o inconscientemente, establecidos de manera jerárquica. Tal vez, en Infantil sea donde esa jerarquía se suavice un poco más, ya que buscamos, sobre todo, el desarrollo pleno y feliz del niño que nos saluda con un abrazo cada día. No obstante, lo complicado es que no somos conscientes de ello y valoramos como lo “mejor” o más productivo aquello que se refiere estrictamente a los contenidos académicos o intelectuales. Hay algunos profesionales que transmiten en sus aulas esas ganas y necesidades de dar rienda suelta a lo que cada niño, con sus individualidades, demanda con sus acciones y palabras, pero ¿son suficientes? ¿Realmente dejamos un hueco a la creatividad en nuestro día a día? ¿Analizamos y prestamos atención a las verdaderas necesidades de niños y niñas? ¿Por qué la creatividad no es valorada como lo que realmente es? Me gustaría que esas preguntas traspasaran el papel y llegaran más allá de mi propia reflexión. Que existen en nuestro currículo numerosos puntos donde se reclama una mejora, no es ningún secreto, pero ¿de qué hablamos cuando nos referimos a creatividad en las aulas o en las escuelas? La creatividad va más allá de lo intelectual y necesita un respeto y tolerancia totales ante la diversidad, que la enriquece, la libertad, la autonomía o la comprensión de uno mismo. Sin creatividad no existe el verdadero conocimiento del Mundo; es ella la que nos facilita la independencia de pensamiento o la búsqueda de múltiples posibilidades de respuesta ante un problema. ¿Cómo podemos introducirla en nuestra aula? El psicólogo y biólogo Jean Piaget, tan imprescindible en nuestros “dosieres” y “carpetas”, ya proponía un currículo creativo que implica el desarrollo de capacidades, funcionalidad de los aprendizajes, flexibilidad, desarrollo integral, coherencia... Pretende buscar los ámbitos de la vida, busca la globalidad y la transversalidad, interculturalidad, enriquecimiento, orientación y actualización. Gracias a la creatividad un niño o niña puede generar un gran número de ideas acerca de una misma cuestión, buscar una mayor libertad, ser más originales... Gracias a ella se aprende a escuchar, a analizar... En nuestro currículo debemos encontrar el punto de hacerla compatible con los contenidos; ¿cómo la abordaremos? Tal vez planteando la de manera transversal, estimulando actividades tales como la observación, la curiosidad, la fantasía, la intuición... Por supuesto, este planteamiento que adjuntamos al currículo tradicional deberá comprender el contexto y necesidades de cada uno de los centros. No debemos olvidar que cada uno s único e irrepetible. La flexibilidad es la base para el trabajo en este aspecto. El maestro, el guía, permanecerá atento a estrategias creativas de cara a la sesión del día siguiente. Se trata de “probar”, analizar y quedarnos con la práctica o descartarla. Las actitudes autoritarias o la rigidez, “despegan”, en gran medida, la posibilidad de ser creativos y la vida en el aula. Se es creativo en lo artístico, en lo cotidiano y hasta en lo emocional, por lo que el currículum debería empaparse de esta “medicina” tan necesaria para la realización personal y profesional de niños y niñas. Discutir, concluir, construir... Tan sólo se trata de proponérselo con la suficiente firmeza. Adelante compañeras. El ejemplo de creatividad infantil que mejor recuerdo, lo presencié muy de cerca durante mis prácticas en un aula de 2-3 años en la Escuela pública de Educación Infantil “El Belén”, situada en la zona de Fuencarral en Madrid. Era el mes de mayo y, por el día de la madre, estábamos haciendo un mural donde cada uno debía dibujar a su familia. Una de las niñas, bastante madura para su edad dibujó a su madre con muchas manos y muchas piernas; cuando le preguntamos por qué, nos explicó que su madre hacía muchas cosas a la vez, la comida, darle besos... Ella sólo había trasladado al papel aquello que su madre representaba para ella de un modo distinto, de un modo creativo y significativo para ella. Riesgo y creatividad La creatividad, como bien recoge nuestro autor, implica riesgo. Debemos estar dispuestos a arriesgar, a equivocarnos. Por ello, si queremos encontrar niños y niñas creativos debemos dejarles bien claro a través de las propias conductas y situaciones que equivocarse no es malo; que gracias a la equivocación, al riesgo, se puede llegar a ser original y a encontrar ese equilibrio que uno busca dentro de sí mismo, que se aprende así, de una manera profunda. Nuestro papel, entre otros, es el de no colaborar hacia que nuestros educandos pierdan esa capacidad para errar y reconducir sus caminos y acciones. La mayoría de los adultos la perdemos en el camino, mientras desarrollamos ese currículo tan “estrecho” y creador de miedos. Cuidado; nunca debemos hacer sentir mal a un niño o avergonzarle cuando se equivoque, esos son los mensajes que acaban con el intento de ser distinto, de inventar y crear conocimiento. Demos la bienvenida a la experimentación, la prueba y el error a nuestras aulas. ¿Cómo podría aprender un niño si no se equivoca y se da cuenta de ello? La teoría es necesaria y te orienta y desvela “misterios” cuando conoces de lo que hablas, pero sin experiencia y equivocaciones, los conceptos no toman “vida propia”. Recuerdo perfectamente mi paso por la etapa de Educación Primaria. Yo, desde siempre, he sido muy tímida por lo que me costaba mucho participar en clase y expresar mis opiniones oralmente, delante de todos mis compañeros y compañeras. Una de mis profesoras, cada vez que alguien se equivocaba o actuaba de modo distinto a lo que ella esperaba que hiciésemos, ridiculizaba a cualquiera que tuviera delante. Estamos hablando de tercero de primaria, aproximadamente. Por este motivo, casi hasta la etapa de formación profesional no he conseguido darme cuenta que “equivocarse es gratis” y, además, necesario. Riesgo y creatividad van “de la mano” por lo que debemos buscar esa improvisación e invención dentro de la experimentación y trabajo de niños y niñas. Sistema Educativo y jerarquía de materias Todos hemos crecido rodeados de clases de lengua, de matemáticas, de inglés, de biología... Primero en la etapa de Primaria, donde estos mismos contenidos adoptaban otras denominaciones, después en la ESO y después en Bachillerato, donde debíamos elegir unas materias u otras, de acuerdo con la rama universitaria hacia la que quisiésemos dirigirnos. Dentro de esas materias, incluso de las de libre elección, ¿había lugar para especialidades artísticas? ¿No es cierto que la música iba quedando relegada a un segundo plano según cumplíamos años? El bachillerato artístico comprendía algunas asignaturas referidas a esta rama, pero el peso de las básicas, seguía siendo muy superior. Nadie puede obviar o rechazar la importancia y necesidad de estas materias enumeradas al principio, pero ¿por qué actuar como si fuesen las únicas relevantes y necesarias? No sé si serán muchas o pocas personas que habrán reflexionado sobre ello, pero me cuesta imaginar a un futuro ingeniero planteándose las matemáticas al mismo nivel que el solfeo o la pintura al óleo... ¿No es cierto que hemos otorgado un peso excesivo a las matemáticas o la lengua, descuidando otras áreas que puede que muchos niños y niñas hubieran necesitado para encontrar “su sitio”? Sin duda, comparto esta idea. En la etapa de Infantil, tenemos la oportunidad de acercarnos más profundamente a los intereses de niños y niñas debido a la flexibilidad que debe adoptar nuestro día a día. Es decisivo no “obsesionarse” con la realización de fichas y trabajos y centrarse más en el progreso del aula, escuchando sus inquietudes y aprovechando lo que la propia vida nos ofrezca como recursos de trabajo. El desarrollo de la creatividad, según los expertos, tiene su auge entre los 0 y los 6 años, aproximadamente, por lo que nos corresponde potenciarla para que en el futuro pueda mantenerse en el tiempo. No hace falta otra cosa que observar a un niño jugando libremente para poder rescatar de dónde surge y hacia dónde se dirige la creatividad. Desde siempre me ha fascinado la Educación y la Historia, especialmente, la que se refiere al Arte. En mi colegio, siempre se le dio una importancia excesivamente superior a otras áreas y mi clase de Arte fue sustituida por matemáticas del tipo A; unas matemáticas pensadas y adaptadas a las Ciencias Sociales. De este modo, dejé de estudiar Arte en Tercero de la ESO y me centré en las matemáticas y en el resto de asignaturas para, finalmente, adentrarme en lo que verdaderamente me conmovía: La Educación. Tal vez, si nos esforzamos y buscamos esa unión que tanto hace falta en nuestro Sistema Educativo, podamos equilibrar ese peso y establecer una jerarquía un poco más “horizontal” de cara al futuro. Dar la espalda al Arte, a la ilusión o la innovación es cerrar puertas a posibles éxitos. “Nunca vas a encontrar un trabajo haciendo eso” ¿Quién no ha oído alguna vez esta frase? Puede que haya ido dirigida a nosotros mismos o, incluso, que lo hayamos escuchado en una película. Lo cierto, es que cuando alguien elige una profesión o dedicación hacia un sector como la música, la danza, la pintura, la escritura, o cualquier actividad que no se encuentre dentro de las licenciaturas, diplomaturas o grados mejor considerados, suele “coleccionar” comentarios que acostumbran a desembocar en esa ya famosa frase. Existen, no obstante, varios sinónimos de la misma que pueden recogerse en centros escolares o entre las propias familias. Es humano preocuparse por el futuro de nuestros alumnos y, por supuesto, por el de nuestros hijos, pero ¿realmente tenemos derecho a “arrancar” de raíz las ilusiones de alguien? No debemos ser hipócritas y asegurar que las salidas profesionales de actividades como las que acabamos de describir son numerosas y fácilmente alcanzables, pero ¿quién asegura que lo sean las demás? Si hay algo que me han enseñado los niños y niñas con los que he tenido la suerte de trabajar, es que no hay nada más poderoso que la ilusión y las ganas de hacer algo para conseguirlo. Será un trabajo duro, difícil, pero debemos trabajar en la dirección que ellos, los educandos, nos marquen. No acabemos con sus sueños, ayudémosles a alcanzarlos. No dejemos que el miedo nos domine y enseñemos a luchar por lo que uno mismo es y hacia lo que se siente orientado; es parte de nuestro trabajo. “Toda la estructura de la Educación está desnivelada” Nuestro Sistema Educativo se ha esforzado, desde siempre, en desarrollar, casi exclusivamente, las capacidades académicas de sus educandos. Cuando Robinson habla de una Educación “de cintura para arriba” se refiere a esto; a ese descuido de otras habilidades tan necesarias como las primeras, además de innatas en el Ser Humano. Podemos hablar del ritmo, que supone el trabajo de la danza, de la manipulación... Las necesidades de niños y niñas, a veces, son invisibles para el Sistema por lo que debemos asegurarnos de que no nos dejamos llevar por él, descuidando lo que son y significan los verdaderos protagonistas del proceso. Existe demasiado interés hacia lo intelectual, lo académico, pero ¿y lo improvisado? ¿Y lo voluntario? ¿Y lo innato? Creatividad Según nuestro autor, Sirken Robinson, podemos definirla de la siguiente manera: “El proceso de tener ideas originales que tienen valor”. Como describe en su discurso, ésta se logra a través de la interacción de diferentes formas disciplinarias de ver las cosas. De esto, deberemos concluir que es fundamental utilizar diversas estrategias metodológicas y disciplinas para desarrollar el trabajo en el aula. Nunca centrarnos en lo estrictamente intelectual, sino utilizarlo en distintos momentos y de muy diferentes formas. Gillian Lynne Conocer la historia de esta famosa coreógrafa ha vuelto a “remover” en mí ese “temor” ante el diagnóstico prematuro de determinadas actitudes de cara a nuestros futuros alumnos y alumnas. Hemos de ser capaces de comprender a niños y niñas, conocer sus limitaciones y necesidades, para no juzgar sus acciones y cualidades de forma errónea. Situaciones concretas deben entenderse como tales sin ser generalizadas ni mal interpretadas. Cada individuo es irrepetible y tiene un “don” particular; lo complicado es dejarlo salir y no convertirnos en el “verdugo” que lo ahoga. De ahí debe partir nuestro trabajo. Quitarse de la cabeza la idea de la equivocación del niño y colocarla en nuestra propia persona, puede ser un buen comienzo. “Nuestro Sistema Educativo ha minado nuestras mentes” + “Nuestro trabajo como educadores” Probablemente, es cierto que el Sistema en el que nos encontramos inmersos nos ha sometido a una serie de continuas pruebas que nos han conducido a entender la creatividad como algo de unos pocos que, además, no tiene cabida en la Escuela. Nos la ha “arrebatado” de nuestras mentes, ha quedado aislada. El propio Sistema, apoyado, según nuestro autor, en términos procedentes del siglo XIX, descarta, casi totalmente, la imaginación y la heterogeneidad de acuerdo a las diferentes capacidades e inteligencias. En nuestra mano está rectificar; encontrar ese punto de inflexión y unirnos hacia un Currículo y un Sistema mucho más actualizado y que es capaz de recoger todas las diversas posibilidades y necesidades cognitivas, afectivas y motoras del Ser Humano, desde el punto de vista de lo distinto, lo innovador y lo inventado por los propios protagonistas y participantes del mismo. Asumir una nueva imagen de cada uno de los niños y niñas que llenen nuestras aulas y confiar plenamente en sus infinitas posibilidades podría ser un buen principio. El futuro parece “pintar” de un color diferente por lo que debemos ampliar verdaderamente nuestros horizontes acerca de lo que necesita desarrollar una persona a través de la Escuela. ¿Estamos pensando en lo que transmitimos a nuestros educandos, como más importante? Sin duda, se merecen disfrutar del regalo de su imaginación; ese es nuestro gran cometido. Las palabras del autor, simplemente con sus 20 minutos de exposición, me han provocado muchas más ganas de “luchar” por lo que para mí significa la Educación. Sin duda, respetar la libertad, la multitud de caminos posibles, la lucha por lo que uno siente y “sacar” todo lo mejor del maravilloso potencial de cada uno de los niños y niñas que alegran nuestras vidas. El currículo es su futuro, es nuestra responsabilidad.

Una nueva forma de educación compartida y vivida en primera persona

martes, 20 de marzo de 2012

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